En el fútbol y en la vida, la verdadera victoria no está en encontrar excusas, sino en aprender de cada desafío. En Perú Champs, sabemos que el talento no es suficiente: formar en valores como la responsabilidad y la resiliencia es clave para que los jóvenes futbolistas enfrenten el futuro con éxito, dentro y fuera de la cancha. Descubre por qué dejar de culpar al árbitro puede ser el primer paso para cambiar el fútbol peruano… y nuestra sociedad.
Marzo 04, 2025
Expresiones como “¡Oe, cobra ps!”, “No seas malo… ¿ahí sí pitas, no?”, o “¿Cuánto te han pagado?” se escuchan frecuentemente en los partidos de fútbol. Pero, hasta que tú, papá o mamá, no cambies, ni el fútbol peruano, ni nuestra sociedad mejorarán.
De niño, solía decir frases como “Árbitro vendido, pito regalado” sin darme cuenta del impacto que estas palabras, aparentemente inofensivas, tienen en nuestra mentalidad. Aunque no soy un experto en fútbol, me considero un buen observador. No sé mucho sobre estrategias en la cancha, pero entiendo el valor de un equipo. Mi experiencia con el fútbol proviene, como aficionado, de ver partidos y, como profesional, de trabajar con clubes y dirigentes para ofrecer becas a jugadores a través de Perú Champs. Desde hace casi tres años, asisto regularmente a partidos de menores de la Copa Federación, Copa Perú y otros niveles, apoyando a jóvenes que sueñan con convertirse en futbolistas profesionales.
En Perú Champs, entendemos que el talento deportivo necesita ser acompañado por una sólida formación en valores. La disciplina, el respeto, la responsabilidad y el trabajo en equipo son esenciales para los Champs, quienes no solo aspiran a ser grandes futbolistas, sino también grandes personas. La educación en valores asegura que, independientemente de que logren una carrera profesional en el fútbol, tengan las herramientas necesarias para enfrentar la vida con integridad y resiliencia.
Para muchos de estos chicos, el mayor sueño es vestir la camiseta de la selección y ganar un mundial. A menudo, también desean ayudar a sus familias a tener una vida mejor. Sin embargo, la realidad es dura: según un estudio de Sporting Cristal, el 81% de los futbolistas de menores no llegan a ser profesionales. Ocho de cada diez jóvenes deben cambiar de rumbo al llegar a la mayoría de edad. Y en niveles menos estructurados, como en la Copa Perú, esta cifra podría ser aún mayor.
Si la mayoría de los jóvenes no llegará a vivir del fútbol, ¿los estamos preparando adecuadamente para la vida al inculcarles la costumbre de culpar al árbitro por sus fracasos? En Perú Champs creemos que formar en valores como la responsabilidad y el respeto les permitirá enfrentar el fracaso y la adversidad con una mentalidad positiva y constructiva.
En los más de 120 partidos a los que he asistido, he notado que el nivel arbitral en divisiones menores es generalmente bajo, pero esto es comprensible considerando que en la misma Liga 1, el arbitraje es constantemente cuestionado. Aun así, ¿hacemos bien al justificar los errores de nuestros hijos o su equipo culpando al árbitro? Los árbitros se equivocan, sí, pero lo hacen para ambos lados.
En 2023, organizamos el primer torneo cuadrangular Sub-21 “Copa Perú Champs”. Recuerdo un partido entre Municipal y Alianza Lima, en el cual un jugador de Municipal reclamaba constantemente al árbitro. Su entrenador, Adrián Solís, le pedía que dejara de reclamar y se concentrara en el juego. En un momento de distracción, el equipo contrario anotó el gol que definió el partido. Tras el partido, el entrenador dio un discurso potente: recordó a sus jugadores que los árbitros se equivocan, pero que la concentración en el juego es lo único que importa. No se deben victimizar ni anteponer sus individualidades al equipo. Ese mensaje me impactó.
Entrenadores, dirigentes, pero sobre todo padres y madres, tenemos la obligación de preparar a nuestros hijos para la vida, no solo para el fútbol. En Perú Champs, esta preparación es clave: enseñamos a los Champs a asumir la responsabilidad de sus acciones, a aprender de los errores y a valorar el esfuerzo colectivo. Si logramos inculcarles estos valores, no solo formaremos buenos futbolistas, sino también personas íntegras, capaces de enfrentar los desafíos de la vida con resiliencia. Así, tanto los que logren vivir del fútbol como aquellos que no, podrán tener una vida plena y, quizás, cumplir ese noble sueño de comprarle una casita a su mamá, aunque sus ingresos no provengan del fútbol.
Alberto de Cárdenas, Director Ejecutivo de Perú Champs y aficionado al fútbol
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